Si pedalear es una de las actividades infaltables en tu día a día, toma nota de estas recomendaciones para que el dolor de rodilla no te impida seguir disfrutando de este deporte tan beneficioso.
Ya sea para utilizarla como medio de transporte o para realizar las rutinas semanales de ejercicio, la bicicleta es un instrumento sumamente útil para mantener cuerpo y mente saludables.
Andar en bicicleta de forma regular, mejora el sistema cardiovascular, el sistema inmunológico, fortalece los músculos y ayuda a mantener un peso corporal adecuado. También, reduce los niveles de estrés y de colesterol, además de disminuir el riesgo de enfermedades crónicas.
Sumado a todos estos beneficios, el ciclismo es un deporte de bajo impacto para las articulaciones, lo que permite que lo practiquen personas de todas las edades. Sin embargo y como en toda actividad física, siempre será útil tomar resguardos, para evitar la aparición de los temidos dolores de rodilla.
La rodilla es la articulación más grande del cuerpo humano y su compleja estructura, está diseñada para sostener el peso del cuerpo al caminar, correr o estar de pie.
Sus tres huesos principales, el fémur, la tibia y la rótula, trabajan en conjunto con ligamentos, cartílagos, tendones y músculos, que permiten su movilidad, por ejemplo, para andar en bicicleta.
La rodilla es una articulación fuerte, pero como las demás del cuerpo, puede presentar problemas cuando la sometemos a movimientos repetitivos que implican fuerza, como pedalear. Ante molestias, es importante identificar su origen, la frecuencia con que se presenta o si ya es un dolor crónico, que no cesa con el descanso.
Dentro de los tipos de dolor de rodilla más recurrentes al andar en bicicleta, están:
En cuanto a la prevención del dolor de rodilla en personas que utilizan la bicicleta de forma regular o también, en las que la usan ocasionalmente, existen distintos factores claves a considerar para cuidar la salud de esta articulación.
Primero, es importante empezar de a poco, no hacer entrenamientos de larga duración o que requieran de mucha fuerza, como subidas, si no hemos preparado el cuerpo para ese esfuerzo. Además, los ajustes que hagamos en la bicicleta antes de usarla, harán la diferencia, porque significarán una menor recarga en las rodillas y otras zonas del cuerpo.
Aplicando las siguientes recomendaciones, entregaremos a las rodillas el soporte para seguir pedaleando sin dolor:
Una técnica que podemos aplicar, es medir la altura de la entrepierna. Esto se puede hacer apoyándose contra una pared, descalzos, y con la ayuda de otra persona, medir desde el suelo hasta el punto más alto de la entrepierna, donde te apoyas en el sillín. Luego, calculas esa medida por 0,88 y te dará como resultado, la altura a la que tienes que ubicar el sillín, considerando desde el centro de eje donde está la cadena, hasta el punto medio del acolchado del sillín.
Calentar y elongar: al ser un deporte de bajo impacto articular, es posible pensar que al practicarlo de forma moderada, no se requiere de preparación previa o posterior. Sin embargo, comenzar a una intensidad baja para calentar y hacer estiramientos, sobre todo de piernas una vez que finaliza el entrenamiento, también será útil para prevenir problemas.
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